3a. Sección
El amor es una canción que no deja de sonar. El amor nos conmueve, nos mueve, y nos remueve: como un canto eterno que en nuestro corazón evoca la majestad del bien y de la belleza, y nos lleva al silencio.
En el recogimiento de la vida interior, que crea, esta escucha modela nuestra libertad en la verdad. Con candente suavidad, nos eleva a los hombres por encima de todo lo creado.
3.1. NO TENGO NADA
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No tengo nada,
y tampoco me preocupo por tener,
porque mañana sabe Dios
en qué lugar me encontraré.
No tengo nada, y sin embargo
sigo andando por el mundo,
porque andando soy feliz.
Así he nacido. Vivo así.
Y moriré sin tener nada.
Nada. Nada. Nada.
Soy amigo de la luna:
Ella sabe de mi andar.
Las estrellas muchas veces
escucharon mi canto…
No tengo nada.
Tiene plena conciencia de que todo lo que posee es recibido; no se siente dueño de nada.
En las noches de la más completa indigencia disfrutó su libertad porque no había puesto su corazón en las cosas. No se atará ahora a ellas ni las perseguirá.
Por mucho que han cambiado las condiciones de su vida, él sigue andando y definiéndose rotundamente como pobre, más allá de cualquier apariencia, hasta la muerte.
Se siente constantemente en las manos de Dios, quien solo sabe adónde lo lleva.
Su corazón entona siempre el mismo canto.
3.2. YO VIVO A LA BUENA DE DIOS
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Yo vivo a la buena de Dios.
No tengo fronteras ni hogar.
Yo sigo el camino del sol,
compartiendo el vino
me gusta sentir el amor.
Yo vivo a la buena de Dios.
Me gustan los montes y el mar.
La lluvia me da su canción,
la tierra su trigo cuando ya está en flor.
Yo voy por el mundo,
soy un vagabundo;
le canto a la vida, le canto al amor.
Yo sigo el camino,
busco mi destino;
Soy hermano del viento y del sol.
Yo vivo a la buena de Dios.
Yo soy como el río que va.
Dejé mil caminos atrás.
Vivir como vivo es mi felicidad.
Vive a la buena de Dios: sin artificios ni malicia, con confianza y sencillez, sin apegarse a nada.
Disfruta de la fiesta, igual que de los paisajes que aquietan, o llevan la vista lejos: que favorecen el recogimiento.
Como el río que va, su vida progresa superando obstáculos para ajustarse a su senda: dejando miles de caminos atrás.
Por esta docilidad, encuentra su destino y su felicidad. Y en el medio del mundo se siente hermano del viento y del sol.
3.3. SIEMPRE ESTOY ENAMORADO
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Le canto a la vida, le canto al amor.
Le canto a la lluvia, también le canto al sol.
Les canto a los campos cuando al florecer,
tienen la frescura del amanecer.
Voy por el mundo cantando mis canciones.
Son las canciones que nacen del amor.
Siempre estoy enamorado.
Enamorado, enamorado del amor.
Les canto a los niños, les canto a las flores,
le canto a la gente canciones de amor.
Le canto al amigo, y le canto a Dios;
les canto a las madres, su tierna canción.
Voy por el mundo cantando mis canciones.
Son las canciones que nacen del amor.
Siempre estoy enamorado.
Enamorado, enamorado del amor.
Les canta a la vida y al amor, que se entrelazan en todas las alternativas de la existencia humana.
El amor que lo enamora es el amor de Dios: fuente del amor que da vida, y nos hace penetrar en su esencia, que es esa misma vida.
Porque viene de Dios y se dirige a Él, el amor traspasa el límite entre lo visible y lo invisible, y nos abre un panorama donde lo grande se revela en lo pequeño, lo prodigioso en lo natural, lo espiritual en lo material.
Las realidades que esconden promesas de plenitud, como el amanecer y los campos florecidos, o expresan la consonancia de las cosas, como la lluvia y el sol—que se combinan para sustentar la vida— inspiran su canto, que proclama la armonía.
(Unidad-JTG)
3.4. GRACIAS A DIOS
(Se puede escuchar esta canción, haciendo click sobre el enlace con el botón derecho del mouse para abrir una ventana o pestaña nueva).
Gracias a Dios
por las flores, por el viento,
por las cosas que yo siento,
porque tengo tanto amor.
Gracias a Dios
por la luz del nuevo día,
por mi dicha, la alegría,
por la lluvia, por el sol.
Gracias a Dios
por la gente que se quiere,
por la fe que nunca muere,
por los niños y el amor.
Gracias a Dios
por el beso de las madres,
por el canto de las aves,
por el trigo que está en flor.
Gracias a Dios
por el pan de cada día,
mis amigos, la poesía,
la ternura del amor.
Gracias a Dios
por los campos que florecen;
porque he visto muchas veces
la sonrisa del amor.
Al echar una mirada sobre sí mismo y la realidad circundante, irrumpe en un canto de acción de gracias.
Le agradece a Dios por la efusión de sus sentimientos y los de los otros, que en su interacción con la naturaleza —bella y providente—, la llevan a su plenitud y hacen que el corazón se eleve gozosa y naturalmente a Él, espontáneamente captado como el origen de todo bien y merecedor de todo reconocimiento.
Siente que su optimismo está bien fundado; que no está solo en su camino. Su corazón vigila y canta.
3.5. ME GUSTA SER COMO SOY
(Se puede escuchar esta canción, haciendo click sobre el enlace con el botón derecho del mouse para abrir una ventana o pestaña nueva).
Me gusta ser como soy, qué más se puede pedir.
Yo encuentro por donde voy una sonrisa feliz;
tengo el cariño sincero de la gente que quiero,
así da gusto vivir.
La vida a mí me enseñó a conocer la verdad:
que sólo con el amor se logra felicidad;
Y lo demás es pequeño, es fugaz como un sueño,
si no aprendés a amar.
Soy feliz porque la vida me ha enseñado a valorar
el cariño verdadero y la amistad.
Muchas veces nos llenamos de tristeza sin razón,
por vivir sin amor.
Nunca me siento vencido,
siempre encuentro un amigo que me da su calor.
Muchas veces nos sentimos derrotados sin razón,
por vivir sin amor.
La vida a mí me enseñó a conocer la verdad:
que sólo con el amor se logra felicidad;
Y lo demás es pequeño, es fugaz como un sueño,
si no aprendés a amar.
Me gusta ser como soy,
Por mi manera de ser:
Porque aprendí a querer,
Porque creí siempre en Dios.
Por la amistad y el amor:
Porque aprendí a perdonar,
Porque no siento maldad,
Me gusta ser como soy.
Está contento porque conoce la verdad: que el amor es el fundamento de la felicidad que permanece.
Su alegría es firme y contagiosa: no se puede pedir más.
El amor, que es la única riqueza verdadera, es un recurso inagotable. Es bálsamo y combustible, como un aceite que en nuestro interior aviva la conciencia y nos mantiene atentos y disponibles a las mociones del espíritu.
La prudencia, la franqueza y la reciedumbre lo acompañan. Sus frutos son de paz y de alegría: nos hace comprender las cosas como son y comunicarnos con la gente; su ardiente suavidad pone orden en nuestras prioridades y alivia toda tristeza y desánimo.
3.6. EL AMOR ES UNA CANCION QUE NO DEJA DE SONAR
El amor es una canción que no deja de sonar.
Es la inmensidad del cielo azul. Es el mar.
El amor es una canción. Tiene notas de color.
En la lluvia, en el amanecer, siempre está el amor.
Una música sonó, era tu voz cuando llegaste a mí.
De repente descubrí un mundo nuevo, muy feliz.
El amor es una canción: de alegría, de ilusión.
Puede ser también tristeza. Puede ser dolor.
La continuidad del cielo, inmenso y por eso mismo cercano, y todas las cadencias de la naturaleza, que nos comunican su sentido, proclaman con sus acordes el amor que sostiene a la creación.
En el recogimiento de la vida interior, que crea, esta escucha modela nuestra libertad en la verdad y nos eleva a los hombres por encima de todo lo creado.
El amor dilata el horizonte, agrega una nueva dimensión a las cosas, que transforma su valor, y despliega toda su fuerza en el dolor.
3.7. MI BARCO DE PAPEL
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Sentado en la vereda hago un barco de papel;
estoy pensando en irme por el mundo a recorrer.
Son tantas ilusiones las que tengo que llevar,
que solo siento miedo con mi barco a naufragar.
Pero pienso que en la vida
uno tiene que arriesgar,
porque nadie te da nada
si no sales a buscar.
Ya falta poco, voy a partir.
Quiero que el mundo sepa de mí.
Tengo los ojos llenos de fe.
Siempre habrá tiempo para volver.
Sentado en la vereda ya mi barco terminé.
Ahora por el mundo yo me largo a recorrer.
Me llevo ilusiones y recuerdos de mi ayer;
me llevo la sonrisa que a una niña le robé.
Sus sueños le parecen temerarios. Lo desbordan. Es tanto lo que desea abarcar que siente que solo no podrá llegar tan lejos como quisiera.
Pero sus temores no lo desaniman. Piensa que si no se arriesga a creer en sus sueños —aun aquellos que parecen imposibles— no podrá hacerlos realidad. Su determinación es firme, confiada, generosa; tan lejos de la precipitación como de la apatía.
Tiene como impulso los ideales y los recuerdos de su ayer, que lo han traído hasta acá, y la simpatía que despiertan sus canciones.
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